BIENVENIDOS

Quiero hacer un homenaje al primer Gobernador de esta ínsula llamada Barataria: D. Sancho Panza. Por lo tanto, con su debido permiso y siguiendo sus pasos voy convertirme en el segundo Gobernador de esta ínsula e intentar convertirla en un reducto de cultura, algo que hoy en día escasea. Así que todos aquellos que esteis interesados en visitar este lugar: SED BIENVENIDOS.

domingo, 3 de septiembre de 2017

EL FILÓSOFO FERNANDO FERNÁNDEZ-SAVATER MARTÍN

En esta Ínsula pocas veces hemos hecho referencia a la Filosofía, materia por cierto que con la nueva ley de educación pretenden acabar con ella. Los que somos profesores y profesoras consideramos que gracias a la Filosofía aprendes a razonar y a saber ser crítico, algo fundamental hoy en día. Por eso, resulta aberrante que desde el Gobierno se pretenda liquidar el razonamiento y el sentido crítico. ¿O es que este Gobierno busca que la ciudadanía no sea crítica? 

Por eso, pido que se le de el valor que se le tiene que dar a esta materia y es la razón por la que traigo a esta Ínsula a un filósofo actual, Fernando Fernández-Savater.



                                               

Estamos ante una persona polémica que normalmente suele opinar sobre temas actuales que provocan malestar en muchos sectores. 

Nació en San Sebastián en 1947. Desde niño ha sido un gran lector. Este filósofo fue uno de los fundadores del casi desaparecido partido político Unión Progreso y Democracia.

Como escritor, el género que más cultivó fue el ensayo con obras como: Panfleto contra todo, Conocer a Nieztzsche o Humanismo penitente publicado en 1980 y con el que gana el Premio Nacional de Literatura.

También escribe novelas: Caronte aguarda, Diario de Job, El dialecto de la vida, El jardín de las dudas o La hermandad de la buena suerte publicado en el 2008 y con el que gana el Premio Planeta.

También ha escrito un libro de memorias, Mira por dónde

En el año 2015, sufrió un duro golpe, ya que su mujer Sara Torres Marrero (profesora, cineasta y documentalista) moría de un tumor cerebral. Le afectó tanto que perdió todo interés por escribir.

A continuación un pequeño fragmento de su libro Ética para Amador:

"Ya conoces a las termitas, esas hormigas blancas que en África levantan impresionantes hormigueros de varios metros de alto y duros como la piedra. Dado que el cuerpo de las termitas es blando, por carecer de la coraza quitinosa que protege a otros insectos, el hormiguero les sirve de caparazón colectivo contra ciertas hormigas enemigas, mejor armadas que ellas. Pero a veces uno de esos hormigueros se derrumba, por culpa de un riada o de un elefante (a los elefantes le gusta rascarse los flancos contra los termiteros, qué le vamos a hacer). Enseguida, las termitas-obrero se ponen a trabajar para reconstruir su dañada fortaleza, a toda prisa. Y las grandes hormigas enemigas se lanzan al asalto. Las termitas-soldado salen a defender a su tribu e intentan detener a las enemigas. Como ni por tamaño ni por armamento pueden competir con ellas, se cuelgan de las asaltantes intentando frenar todo lo posible su marcha, mientras las feroces mandíbulas de sus asaltantes las van despedazando. Las obreras trabajan con toda celeridad y se ocupan de cerrar otra vez el termitero derruido... pero lo cierran dejando fuera las pobres y heroicas termitas-soldado, que sacrifican sus vidas por la seguridad de las demás. ¿No merecen acaso una medalla, por lo menos? ¿No es justo decir que son valientes?"

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