BIENVENIDOS

Quiero hacer un homenaje al primer Gobernador de esta ínsula llamada Barataria: D. Sancho Panza. Por lo tanto, con su debido permiso y siguiendo sus pasos voy convertirme en el segundo Gobernador de esta ínsula e intentar convertirla en un reducto de cultura, algo que hoy en día escasea. Así que todos aquellos que esteis interesados en visitar este lugar: SED BIENVENIDOS.

martes, 6 de agosto de 2024

UNA CALLE PARA CLAUDE SIMON

Vamos a dedicarle una calle de nuestra Ínsula al escritor francés Claude Simón que fue Premio Nobel de Literatura en 1985 


                                



Nació en 1913 en Tananarive. En los años 50 perteneció al "noveau roman. Autor de novelas experimentales entre las que destacan: Las geórgucas, La acacia, La ruta de Flandes, El jardín de las plantas o El tranvía. Esta fue su última novela, que la escribió con 88 años y es una autobiografía con recuerdos de su infancia y de su vejez.

Muere en el 2005 con 91 años de edad.

A continuación un fragmento de su obra El Palace:

"Con el rostro también sencillamente -como el del presidente- sonámbulo, sencillamente extenuado), el chirriar de las ruedas ahora muy fuerte, casi, parecía, en el espantoso silencio, como el retumbar de un trueno, mientras el coche mortuorio pasaba bajo el balcón: los cuatro caballos macabros, engualdrapados, encapuchados, medievales, las dieciséis patas negras, gráciles y elegantes crepitando en la calzada, luego el propio carro bajo la montaña de ramos ensangrentados, sus temblequeantes plumas de avestruz, su invisible y sangriento muerto ("¡Los entierros!, había dicho el americano. La eterna atracción de la que nunca se cansan, el eterno atrapamoscas para ancianos que acuden, colmados, desbordantes de, ocultando mal la alegría senil chocheante y sarcástica que sienten yendo a ver cómo la tierra recubre a uno de los suyos, o a uno más joven que ellos -razón por la que consultan cada mañana con la misma impaciencia, la misma alegre y estúpida avidez la sección necrológica del periódico- celebrando cada muerte como una victoria personal, olvidando toda prudencia, abandonando zapatillas, mantas y rincón junto al hogar para ir malignamente a temblar bajo las bóvedas heladas y en las corrientes de aire de los cementerios donde contraerán la expeditiva pulmonía que los despachará a ellos mismos, con los pies por delante, la semana siguiente… La inhumación higiénica y solemne de una carroña, la ceremonia, el renovado y gratuito espectáculo que constituye la suprema y postrer delectación de los cretinos y los lelos."

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