Estas semanas estamos homenajeando al autor al que se le han dedicado este año el Día das Letras Galegas, que este año como ya hemos dicho es Florencio Delgado. Este escritor estuvo exiliado en México, país que acogió a un grupo importante de escritores y escritoras durante la dictadura de Franco. Aprovechando que Florencio Delgado permaneció en este país, queremos hacer un pequeño repaso de otros escritores que estuvieron también exiliados en México:
Así, queremos comenzar con el gran poeta León Felipe. Llegó a este país, donde trabajó como bibliotecario en Veracruz. No obstante, hay que señalar que llegaría en 1923, antes del estallido de la Guerra Civil. Por eso, cuando empezaron a llegar los exiliados, él estaba allí para ayudarlos. Hay que señalar que tuvo más éxito en México que en España. En México, se estableció una tertulia encabezada con él que era muy famosa en esa época
"Llegué a México
montado en la cola de la Revolución.
Corría el año 23...
aquí planté mi choza,
aquí he vivido muchos años,
aquí he vivido,
he llorado,
he gritado,
he protestado
y me he llenado de asombro.
He presenciado monstruosidades y milagros:
aquí estaba cuando mataron a Trotsky
y cuando asesinaron a Villa,
cuando fusilaron a 40 generales juntos...
y aquí he visto a un indito,
a todo México
arrodillado llorando ante una flor"
Versos del poema "Escuela" del León Felipe
Otro escritor que estuvo en México fue Enrique Díez-Canedo. Llegó a México en 1939 y trabajó como profesor en el Colegio de México y en la UNAM. Además colaboró en varias revistas de este país como "Letras de México". Murió en este país en 1944
"EN EL ENTIERRO DE UN AMIGO,
con lluvia
Te vas. Tierra de México te ampara.
No lloramos. No llora el hombre fuerte.
No es llanto. Mansa lluvia el cielo vierte
y a nosotros nos corre por la cara"
Ramón J. Sender es otro de los escritores que estuvo exiliado en México. En cuanto llegó a este país, su gran objetivo fue publicar el libro Proverbio de la muerte que escribió en el barco que le trasladó a América. Posteriormente publicaría El lugar del hombre. Ambientada en México está su novela Epitalamio del prieto Trinidad
El Careto trataba de hacer las cosas más verosímiles, porque a veces los idiotas tienen vislumbres de buen sentido. El Cinturita iba a buscar el resto del dinero. Y el Careto volvía a quedarse solo. Escondió los billetes dentro de la choza y volvió a salir. «Más de otro tanto», se repetía. Era el poder. «Conseguir el oro o destruirlo.» Destruirlo representaba la desesperación. Pero él no estaba desesperado. Sonreía: «Siempre había pensado yo que esto del dinero no podía llegar en mi caso por vías regulares. Soy demasiado inteligente para entrar en el plano de la ganancia progresiva. No pueden entrar en eso los subdotados, pero tampoco los hombres demasiado inteligentes. A mí tenía que llegarme el dinero de una manera irregular.» Y allí estaba. Se lo daba un idiota. ¡Qué sarcasmo contra su destino de hombre que rodaba por un mundo donde todos jugaban a los justicias y ladrones! Pero aquello le creaba problemas. Primero la conservación del dinero. ¿Sería eso posible sin suprimir al Cinturita? Y si había que suprimirlo, ¿se podía hacerlo «correctamente»? El mar estaba cerca. Miró a su derecha. Por la ventana de la parte trasera de la casa del Eminencias asomaba la mano de la leprosa soltando papelitos en el aire. La brisa jugaba dulcemente con ellos. El Careto se decía: «Si suprimo al Cinturita debo tener presente que desde esa casa lo ven venir a la mía, que la leprosa está todo el día en la ventana registrando las más pequeñas cosas.» Pero para verlo a él tenía que sacar la cabeza por la ventana, y eso no lo hacía casi nunca. Se tranquilizó. Suprimir al Cinturita era echarles un grumo de sangre a los peces. Por el canal de cinc de la casa del Eminencias cayó el agua sucia que solía caer hacia las nueve. El pájaro de la noche se oía. "
Otra persona que estuvo en México fue Alejandro Campos Ramírez, escritor que llegó a México en 1956 y fundó la Editorial Finisterre Impresora, mediante la cual publicó la revista "Centro Gallego de México" y más de doscientos poemas de autores exiliados españoles. También organizó el gran homenaje a León Felipe cuando este falleció
Finalizo con una mujer, María Zambrano. Estuvo en México en 1939, aunque su estancia en este país fue breve, estuvo nueve meses. Dio clases en la Universidad Michoacana. Además publicaba artículos para ganarse la vida, de hecho La breve historia sobre la mujer la comenzó en este país. Además daba conferencias y finalizó su libro Filosofía y Poesía