Comenzamos noviembre y vamos a hacerlo, incorporando un nuevo libro a nuestra biblioteca "Quijano". En este caso se trata de El oro de los sueños escrito por José María Merino
José María Merino nació en 1941. De origen gallego, pronto se instalará en León. Estudia Derecho y se hace abogado, aunque sus preferencias serán colaborar con la UNESCO para temas de Hispanoamérica y también llevará la dirección de las Lertras del Ministerio de Cultura.
Ha recibido varios galardones como el Premio Novelas y Cuentos en 1976, el Premio de la Crítica en 1985, Lista de Honor de la CEEI por El oro de los sueños. A parte de esta novela también ha escrito: La tierra del tiempo perdido o Las lágirmas del sol. También ha escrito ensayos como Fulgores de ficción. Palabras, miradas, lecturas o cuentos como El cuento perdido
Respecto a El oro de los sueños en ella se cuenta la vida del protagonista en una aldea de Latinoamérica, contando aspectos de su vida y contando que se tiene que ir con su padrino a descubrir un nuevo lugar. Habla de su noche anterior a la partida y su encuentro con su abuelo. A continuación cuenta los preparativos para embarcar, las personas que le acompañan. el viaje en barco, la llegada a una nueva tierra y el encuentro con los indígenas, las luchas que tienen con ellos, las muertes que se producen, las capturas de gente que iba con él... Finaliza contándonos su regreso a casa con los supervivientes
El personaje principal es Miguel Villacé Yólotl, un joven de quince años, hijo de uno de los compañeros de Hernán Cortés y de una india mexicana. Es un chico soñador que le encantaría seguir los pasos de su padre. Es un personaje que va evolucionando, conviriténdose en una persona muy valiente. En las creencias también va evolucionando, rechazando los ritos hechos por su abuelo hasta la aceptación de ellos:
"Muy a menudo nos advierten los buenos frailes del continuo acecho del diablo que a todos nos quiere llevar al mal sendero, pero muy especialmente a quienes fueron sus antiguos adoradores, bajo la advocación de los antiguos dioses. Y aunque los españoles trajeron la fe verdadera y, tras la conquista, la pacificación originó la conversión y el bautismo de los indios, quedan al parecer gentes que, devotas aparentemente de la nueva fe, permanecen sin embargo fieles, en el secreto de sus corazones, a aquellos dioses de la antigua religión. Y yo descubría que mi abuelo era uno de ellos"