Estos días está de moda en Estados Unidos una adaptación de la obra Julio César de Sakespeare. En esta obra, Julio César es Donald Trump y este es asesinado por mujeres y representantes de diversas minorías. Esto ha levantado airadas protestas de aquellos medios afines al presidente diciendo que se prohíba la representación de esta obra de teatro porque incita a la violencia. Pero esta adaptación de una obra de teatro a la actualidad ya se hizo anteriormente, de hecho Orson Welles, lo hizo con los personajes vestidos de nazi y un Julio César reconvertido en Hitler.
No cabe duda que estamos ante una obra universal con un montón de adaptaciones desde su estreno. Así en el 2012, la directora Phyllida Lloyd ambientó esta obra en una prisión de mujeres. En 1977, Juan Antonio Hormigón llevó a escena esta obra, actualizándola y recibiendo críticas importantes.
Hay muchos críticos literarios que consideran que una obra clásica no debe ser adaptada, sino que debe representarse tal cual la escribió su autor o autora. Yo no estoy de acuerdo, una obra la escribe un escritor/a, pero después dicha obra forma parte del público y cualquiera puede recogerla para hacer su propia interpretación. Podemos juzgar si es buena o mala, pero no si es inapropiada.
" Flavio- ¡Largo de aquí! ¡A vuestras casas! ¡Gente ociosa, marchad a vuestras casas! ¿Es hoy día festivo? ¡Qué! ¿Ignoráis, siendo artesanos, que no debéis salir en día de trabajo sin los distintivos de vuestra profesión? Habla, ¿qué oficio tienes?
Ciudadano Primero- Carpintero, señor
Marulo- ¿Dónde está tu mandil de cuero y tu escuadra? ¿Qué haces con tu mejor vestido? Y vos, señor mío, ¿de qué oficio sois?
Ciudadano Segundo- Francamente, señor; comparado con un obrero fino, no soy más que, como si dijéramos un remendón"
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