Otro año más celebramos la IV Fería Literaria de esta Ínsula, donde como cada año damos a conocer las novedades literarias de este año y recuperamos libros que ya son antiguos pero que merecen la pena volver a leerlos.
Con motivo del nuevo cambio de Gobierno en España y debido a que algún ministro y ministra de este nuevo Gobierno son grandes lectores de poesía, que mejor que destacar a uno de los grandes poetas del siglo pasado, Gil de Biedma con su obra Moralidades, un libro de poemas que habla desde el presente añorando el pasado. Además también habla sobre la irrealidad y reflexiona sobre los valores de la burguesía y la sociedad española:
"Apología y petición
¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?
De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.
Nuestra famosa inmemorial pobreza
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno,
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.
A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.
Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
puede y debe salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.
Quiero creer que no hay tales demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia.
Son ellos quienes han vendido al hombre,
los que le han vertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.
Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia."
Y ya que hablamos de ministros, no puedo dejar de resaltar un libro del nuevo Ministro de Cultura y Deportes, Maxim Huerta que con su novela La noche soñada, obtuvo en el 2014 el Premio Primavera de Novela. Una obra que habla sobre la búsqueda de la felicidad, la búsqueda del amor del que nunca se debe renunciar:
"Sonaron las seis de la tarde en el campanario de la iglesia. En mi reloj, la misma hora. Todo estaba en orden para poderlo romper. Yo había elegido la noche de San Juan para convertir a mi familia en una familia feliz. Como más adelante contaré, aquella noche todos pedían deseos; en cambio, yo los hice realidad"
Otra autora que quería destacar en esta feria es a J.K. Rowling autora de uno de los personajes más importantes de los últimos tiempos, Harry Potter. Estamos ante una saga que sigue enganchando a montones de adolescentes y no tanto, una saga que ha conseguido que gente que nunca había leído un libro se lanzase a leer toda la saga, por eso quiero destacar uno de los libros de la saga, Harry Potter y la piedra filosofal, precisamente por ser el inicio de las aventuras de Harry Potter:
"Al llegar a la esquina percibió el primer indicio de que sucedía algo raro: un gato estaba mirando un plano de la ciudad. Durante un segundo, el señor Dursley no se dio cuenta de lo que había visto, pero luego volvió la cabeza para mirar otra vez. Sí había un gato atigrado en la esquina de Privet Drive, pero no vio ningún plano. ¿En qué había estado pensando? Debía de haber sido un a ilusión óptica. El señor Dursley parpadeó y contempló al gato. Éste le devolvió la mirada. Mientras el señor Dursley daba la vuelta a la esquina y subía por la calle, observó al gato por el espejo retrovisor: en aquel momento el felino estaba leyendo el rótulo que decía «Privet Drive» (no podía ser, los gatos no saben leer los rótulos ni los planos)."
Finalizamos con una obra clásica, La dama de las camelias de Alejandro Dumas. Novela inspirada en la figura de Marie Duplessis, que vivió en París en el siglo XIX. Una novela que nunca pasará de moda y que es un placer leerla:
"El 12 de marzo de 1847 vi en la calle Laffitte un gran cartel amarillo que anunciaba una subasta de muebles y de objetos curiosos de gran valor. La subasta era consecuencia de un fallecimiento. En el cartel no aparecía el nombre de la persona que había muerto, aunque decía que la subasta tendría lugar el día 16 en la calle Antin, número 9, de doce del mediodía a cinco de la tarde.
El cartel decía también que los días 13 y 14 se podría ir a la vivienda para ver los muebles.
Siempre me han interesado las curiosidades, de modo que me prometí no perder la ocasión, si no de comprar algo, al menos de echar un vistazo.
Al día siguiente me dirigí a la calle Antin, número 9.
Aunque era temprano, en el piso había ya gente, y no solo hombres, sino también mujeres vestidas de terciopelo, envueltas en chales de cachemira y con elegantes cupés esperándolas a la puerta que observaban con asombro, incluso con admiración, el lujo desplegado ante sus ojos.
Algo después comprendí esa admiración y ese asombro, porque en cuanto empecé también yo a echar un vistazo, no tardé en darme cuenta de que me encontraba en la casa de una mantenida. Y si hay algo que las mujeres de la alta sociedad desean ver, y allí había mujeres de la alta sociedad, son las casas de esas mujeres con cuyos carruajes se cruzan a diario, que, como ellas, tienen un palco en la Opéra y en el Théâtre des Italiens, y que exhiben en París la insolente opulencia de su belleza, sus joyas y sus escándalos."
El cartel decía también que los días 13 y 14 se podría ir a la vivienda para ver los muebles.
Siempre me han interesado las curiosidades, de modo que me prometí no perder la ocasión, si no de comprar algo, al menos de echar un vistazo.
Al día siguiente me dirigí a la calle Antin, número 9.
Aunque era temprano, en el piso había ya gente, y no solo hombres, sino también mujeres vestidas de terciopelo, envueltas en chales de cachemira y con elegantes cupés esperándolas a la puerta que observaban con asombro, incluso con admiración, el lujo desplegado ante sus ojos.
Algo después comprendí esa admiración y ese asombro, porque en cuanto empecé también yo a echar un vistazo, no tardé en darme cuenta de que me encontraba en la casa de una mantenida. Y si hay algo que las mujeres de la alta sociedad desean ver, y allí había mujeres de la alta sociedad, son las casas de esas mujeres con cuyos carruajes se cruzan a diario, que, como ellas, tienen un palco en la Opéra y en el Théâtre des Italiens, y que exhiben en París la insolente opulencia de su belleza, sus joyas y sus escándalos."
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