Vamos a incorporar un nuevo libro a nuestra Biblioteca "Alonso Quijano". En este caso se trata del Lobo estepario escrito por Herman Hesse. Como bien dice el cr´tico literario H. J. Porto, un ejemplar de este libro no puede faltar en ninguna Biblioteca pública y por eso hemos decidido que forme parte de la nuestra.
El personaje principal es Harry Haller, del cual sabemos muy poco de su vida anterior. Se sabe que estudió las religiones y mitologías antiguas, es pacifista y contrario al nacionalismo le llevan a recibir ataques de la prensa más reaccionaria. Estuvo casado pero su mujer lo abandonó y tiene una amante que ve muy poco. Le encanta Mozart y leer. Tiene 50 años y está en una crisis muy grande pensando en el suicidio
Estamos ante un clásico de la literatura, muy recomendable su lectura, como la mayoría de los libros de este escritor.
A continuación un fragmento de este libro:
"El día había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo había malbaratado, lo había consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de vivir; había trabajado un buen rato, dando vueltas a los libros viejos; había tenido dolores durante dos horas, como suele tenerlos la gente de alguna edad; había tomado unos polvos y me había alegrado de que los dolores se dejaran engañar; me había dado un baño caliente, absorbiendo el calorcillo agradable; había recibido tres veces el correo y hojeado las cartas, todas sin importancia, y los impresos, había hecho mi gimnasia respiratoria, dejando hoy por comodidad los ejercicios de meditación; había salido de paseo una hora y había visto dibujadas en el cielo bellas y delicadas muestras de preciosos cirros. Esto era muy bonito, igual que la lectura en los viejos libros y el estar tendido en el baño caliente; pero, en suma, no había sido precisamente un día encantador, no había sido un día radiante, de placer y Ventura, sino simplemente uno de estos días como tienen que ser, por lo visto, para mí desde hace mucho tiempo los corrientes y normales; días mesuradamente agradables, absolutamente llevaderos, pasables y tibios, de un señor descontento y de cierta edad; días sin dolores especiales, sin preocupaciones especiales, sin verdadero desaliento y sin desesperanza; días en los cuales puede meditarse tranquila y objetivamente, sin agitaciones ni miedos, hasta la cuestión de si no habrá llegado el instante de seguir el ejemplo del célebre autor de los Estudios y sufrir un accidente al afeitarse".
No hay comentarios:
Publicar un comentario