Vamos a dedicarle una calle de esta Ínsula a un intelectual checoslovaco que además fue presidente de dicho país y que en el año 2000 recibió el Premio de la Academia Universal de Culturas por su trayectoria literaria. Estoy hablando de Vaclav Havel
Fue un gran dramaturgo, así escribió obras de teatro como: Dificultad de concentración, Audiencia o Largo desolato
Fue una persona contraria al régimen comunista por lo que ocupó la presidencia del Club de Escritores Independientes apoyando la "Primavera de Praga" en 1968 que le llevó a la prohibición de publicar sus obras. Posteriormente, fue portavoz de dos movimientos por la defensa de los Derechos Humanos que lo llevó a prisión y donde estuvo cinco años. Con la dictadura ya debilitada, formó parte del Foro Cívico donde se aglutinó toda la oposición y encabezó la "Revolución de Terciopelo" que acabó con la dictadura, imponiéndose la democracia y siendo él, el primer presidente elegido democráticamente
Con la independencia de Eslovaquia en 1992, Havel dimitió, ya que él no estaba de acuerdo con la separación de Eslovaquia.
Constituida la República Checa, Havel volvió a ser elegido presidente en 1993. Volvió a ser reelegido en 1998 y se mantuvo en el cargo hasta el 2003, a pesar de sus problemas de salud.
Murió en el 2011
A continuación un fragmento de su obra Cartas a Olga:
"El ser hechizado en mi interior y el que está presente en el mundo se pueden dar la mano en cualquier momento, en cualquier lugar, de cualquier manera: cuando contemplo la copa de un árbol o cuando miro los ojos de otra persona, cuando consigo escribir una carta bonita, cuando me emociona una canción o cuando el fragmento de una lectura pone mis pensamientos en efervescencia, cuando ayudo a alguien o alguien me ayuda a mí, cuando ocurre algo importante o cuando no ocurre nada especial. Esa necesidad nuestra, irreprimible, de trascender los horizontes situacionales, de cuestionar, conocer, explorar, entender, buscar la esencia de las cosas, ¿qué otra cosa es esa necesidad sino otra de las formas de aquel anhelo interminable por recobrar la integridad perdida del ser, aquel anhelo del yo de regresar al ser? ¿Qué otra cosa es sino ese anhelo intrínseco de despertar al propio ser oculto, adormilado, olvidado tantas veces, y a través de él alcanzar aquella plenitud e integridad de la existencia que nuestra intuición nos permite vislumbrar?"
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