Queremos homenajear a un escritor muy importante para literatura universal, me refiero a Primo Levi, por eso le vamos a dedicar una calle de nuestra Ínsula.
Nació en Turín en 1919, en el seno de una familia judía. Cursó sus primeros estudios en el liceo D´Azeglio. Enseguida se interesó por las disciplinas de carácter científico. En 1937 se matriculó en la Facultad de Química en Turín. Al año siguiente el Gran Cosiglio fascista aprobó las leyes raciales desencadenando una campaña antijudía a la que siguió diversos procedimientos legislativos y administrativos cuya finalidad era excluir a los judíos de los cargos públicos y privarlos de sus derechos civiles, lo que llevó al aislamiento del autor. Aun así consiguió licenciarse en Química en 1941. Hasta 1943 trabajó como químico de forma clandestina, primero en una mina de amianto y después en una industria química de Milán.
Con la ocupación de Alemania, se va con su madre al Valle de Aosta donde entra en contacto con los partisanos. Son capturados y trasladados a la cárcel del cuartel de Aosta, donde Levi estuvo recluido dos meses. En 1944 es enviado al campo de concentración de Fossoli y de ahí trasladado a Auschwit, donde estuvo un año. En 1945, los rusos llegan y los liberan. Así fue trasladado a Ucrania y luego a Rusia. De ahí regresa a Turín
En 1947 publica con poco éxito Si esto es un hombre, donde cuenta su experiencia en Auschwit. En 1956 se publica una segunda edición y se convierte en un éxito. En 1963 publica La tregua con el que obtiene el Premio Campiello, continuación de la primera
Otras obras suyas son: El sistema periódico, Si no ahora, ¿cuándo?, Historias naturales, La búsqueda de las raíces o La llave estrella. Su última obra será Los hundidos y los salvados
El 1 de abril de 1987 se suicidó
A continuación un fragmento de su libro Si esto es un hombre:
"Aquí está mi hermana y algún amigo mío indeterminado y mucha más gente. Todos están escuchándome y yo les estoy contando precisamente esto: el silbido de las 3 de la madrugada, la cama dura, mi vecino a quien querría empujar... Les hablo también prolijamente de nuestra hambre, y de la revisión de los piojos, y del Kapo que me ha dado un golpe en la nariz...; pero no puedo dejar de darme cuenta de que mis oyentes no me siguen. O más bien se muestran completamente indiferentes: hablan confusamente entre sí de otras cosas, como si yo no estuviese allí...Tengo el sueño delante, caliente todavía, y yo, aunque despierto, estoy lleno de su angustia; y entonces me doy cuenta de que no es un sueño cualquiera, sino que desde que estoy aquí lo he soñado muchas veces...Me acuerdo de que ya se lo he contado a Alberto, y de que él me ha confiado para mi asombro que también lo sueña él, y que es el sueño de otros muchos, quizás de todos...¿Por qué el dolor de cada día se traduce en nuestros sueños en la escena repetida de la narración que nadie escucha?"
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