Voy a dedicarle una calle de esta Ínsula a uno de los grandes escritores de las letras universales, me refiero a Thomas Mann, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1920.
Este escritor nació en la ciudad báltica de Lübeck en 1875. Tuvo cuatro hermanos: Heinrich (escritor), Julia(con cincuenta años se suicidó), Carla(actriz y con 29 años también se suicidó) y Victor( escribió las memorias familiares Éramos cinco)
La curiosidad hacía las letras se debe a su madre, Julia da Silva-Bruhas. Con quince años muere su padre que era comerciante y senador.
En 1894 acaba su formación escolar y se va a vivir a Múnich, donde ya viven su madre y sus hermanos. En esta ciudad empieza a escribir sus primeros relatos: Caída y El pequeño señor Friedemann. Comenzará a colaborar con un semanario satírico"Simplicisimus" escribiendo cuentos y ensayos.
En 1895 se va a Roma a vivir con su hermano Heinrich y al año siguiente salen a la luz sus relatos bajo el título Friedemann
En 1900, publica su primera novela larga Los Buddenbrook, teniendo un gran éxito, de hecho William Faulkner dice que es la mejor novela del siglo XX. A pesar del éxito de esta novela seguirá dedicándose a escribir novela corta como: Tonio Kroger
En 1905, se casa con Katia Pringsheim hija de una rica familia judía. De este matrimonio nacen seis hijos.
En 1909, publica Su Alteza Real en la que se hacía eco de la felicidad que gozaba en su vid conyugal. En 1911, escribe La muerte en Venecia
Cuando estalla la Primera Guerra Mundial se pone del lado de su país y escribe el ensayo Federico y la gran coalición justificando la invasión de Bélgica por Alemania. Este posicionamiento le lleva a enfrentarse a su hermano Heinrich que se opone al militarismo alemán. No obstante, sigue apoyando a Alemania con escritos como Consideraciones de un apolítico.
Con la llegada de la República y la aparición de los primeros atentados terroristas de la derecha, rechazará su conservadurismo y escribe Goethe y Tolstoi
En 1925, escribe La montaña mágica inspirada en un sanatorio para tuberculosos a donde tuvo que ir su mujer.
Entre 1925 y 1933, vive en Múnich donde escribe la tetralogía bíblica José y sus hermanos y la novela corta Mario y el mago
Se va a enfrentar al nacinalsocialismo, animando a la burguesía a que haga causa común con las organizaciones obreras. En 1933, da una conferencia en la Universidad de Múnich que le granjea la animadversión de los nazis, lo que le lleva a abandonar el país, yéndose a Estados Unidos, donde llegará a adoptar la nacionalidad de este país. Aquí dará clases en la Universidad de Princeton y Berkeley, colaborará con la BBC para que se luchara contra Hitler y escribirá su novela Doktor Faustus , la vida de San Gregorio, un relato sobre eros y thanatos y Las confesiones del estafador Felix Krull
En 1952, se va a vivir a Suiza, escapando de McCarthy por su anticomunismo.
Muere en 1955, con ochenta años.
A continuación, mostraré un pequeño fragmento de su obra El pequeño señor Friedemann:
"A los diecisiete años dejó la escuela para hacerse comerciante, profesión que ejercía todo el mundo en su círculo, y entró como aprendiz en el gran comercio de maderas del señor Schlievogt, allá abajo, junto al río. Lo trataban con consideración mientras él, por su parte, era cordial y voluntarioso. Así fue pasando el tiempo, pacífico y ordenado. Sin embargo, al cumplir los veintiún años, murió su madre tras una larga agonía. Eso causó un gran dolor a Johannes Friedemann, dolor que no dejó de sentir en mucho tiempo. Era un dolor del que disfrutaba, al que se entregaba como quien se somete a una gran felicidad, lo preservaba a base de miles de recuerdos de su infancia y lo explotaba como el primer acontecimiento intenso de su vida. ¿Acaso la vida no es un bien por sí mismo, aunque no se desarrolle precisamente de un modo que podamos considerar «feliz»? Johannes Friedemann lo sentía así y amaba la vida. Nadie es capaz de comprender con qué íntimo detalle precisamente él, que había renunciado a la máxima felicidad que la vida puede brindarnos, sabía disfrutar de los placeres que ésta ponía a su alcance. Un paseo en primavera por los parques de las afueras de la ciudad, el perfume de una flor, el canto de un pájaro… ¿No podía uno sentirse agradecido por tales cosas? "