Le acaban de dar el Premio Cervantes a un escritor mexicano, Fernando del Paso, que es un gran admirador de Cervantes y de su obra "Don Quijote de la Mancha", de hecho él ha escrito una obra titulada Viaje alrededor del Quijote donde dice que con doce años quedó fascinado con esta novela cervantina. Este libro fue publicado en el 2004 en México. Es un libro donde se enfrenta a estudiosos del Quijote como: Nabokov, Unamuno o Graham Green, desmintiendo sus afirmaciones. Pero en sus páginas también aparecen alabanzas a otros escritores que escribieron sobre esta gran obra de Cervantes: Dostoievski, Juan Valera, Américo Castro, Azorín o Carlos Fuentes.
No estamos ante una obra de crítica literaria, sino ante una visión del escritor sobre su lectura del Quijote y del resto de obras críticas que se han hecho sobre dicha obra. Está llena de humor y es muy apropiada para leer, ahora que estamos celebrando el cuarto centenario de la muerte de Cervantes.
"¿Quijotitos a mí? ¿A mí quijotitos y a tales horas?
A lo largo de toda la historia de El ingenioso hidalgo -y después caballero- Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, destacan, entre un sinnúmero de expresiones por demás conspicuas y sorprendentes, dos frases inolvidables que parecen encajadas en el texto, embutidas, como el nácar taraceado en la madera. Una de ellas la dice el lastimado Durandarte, cuyo corazón, que Montesinos se ha encargado de amojamar, está tan salado como Don Quijote: "Paciencia y barajar". Pese a que en todo el celebérrimo episodio de "La cueva de Montesinos" abunda lo absurdo y lo grotesco, esa frase se lleva las palmas por su incongruencia.
La otra expresión prorrumpe -por así decirlo- de los labios de Don Quijote, ante la jaula de los leones: "¿Leoncitos a mí? ¿A mí leoncitos y a tales horas?" Acostumbrados como nos tiene Cervantes a las actitudes desafiantes del hidalgo desde uno de los primeros capítulos del libro, cuando su héroe se enfrenta a los mercaderes con voz levantada y "ademán arrogante", no nos deja, sin embargo, de sorprender tal exclamación, ya que nunca antes Don Quijote se había mostrado, ni se mostraría después, a tal grado petulante y fanfarrón.
A estas alturas de la historia, y de mi vida, de pronto la tarea de escribir sobre El Quijote se me ha presentado casi como una imposibilidad, a menos que me dedique, con paciencia, a barajar opiniones ajenas.
Pero sobre todo, enfrentarme a esta aventura me hace sentir no tanto un iluso, sino un insolente bravucón el cual, sin que nadie lo haya forzado a hacerlo, pide que le abran la jaula de los leones. La alternativa que se presenta es la misma que ocurrió en el capítulo XVII de la segunda parte del libro: o bien la crítica y los lectores avisados me ignoran, bostezan y me enseñan el trasero, o bien me comen vivo"
Fragmento de Viaje alrededor del Quijote del actual Premio Cervantes, Fernando del Paso
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