Vamos a dedicarle una calle a un escritor americano que recibió en 1948 el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el cuarto americano que recibía dicho premio, me refiero a T.S.Elliot
Nació en Saint Louis en 1888, estudió en la Universidad de Harvard. En 1911, viajó por Europa y conoció a los simbolistas franceses que influyeron en su forma de escribir. En su paso por este continente realizó estudios en las universidades de la Sorbona y de Oxford. En Inglaterra trabajó en un banco, pero pronto lo dejaría para dedicarse a la literatura. Su primera obra poética es El canto de amor de J. Alfred Prufrock. En 1919, publica Poems y Aras vos prec En 1920, compone el poema "Gerontion" y dos años después escribe "Tierra yerma".
En los primeros poemas se deja ver sus influencias religiosas, de hecho en 1927 se adhiere a la rama anglocatólica de la Iglesia anglicana, a la vez que adquiría la nacionalidad inglesa.
En 1930 publica "Miércoles de ceniza" y entre 1935 y 1942 compuso los Cuatro cuartetos y en estos años también publica Reunión de familia. Por lo que vemos que además de poeta también es dramaturgo escribiendo obras como: La roca, Asesinato en la catedral o El secretario de confianza
Pero también fue un crítico importante como se puede ver en su obra Ensayos donde recoge todas sus críticas.
Muere en 1965 en Londres
A continuación un poema de este gran escritor:
Conversación galante
Yo observo: «¡Nuestra amiga sentimental, la luna!
O quizás (es fantástico, confieso)
puede ser el globo del Preste Juan
o una vieja y abollada linterna colgada en lo alto
para alumbrar a los pobres viajeros en su angustia».
Y ella entonces: «¡Cómo divagas!»
Y yo entonces: «Alguien urde en las teclas
ese exquisito nocturno, con el cual explicamos
la noche y el claro de luna; música que agarramos
para materializar nuestra propia vacuidad».
Y ella entonces: «¿Te refieres a mí?»
«Oh no, soy yo quien soy inane».
«Tú, señora, eres la eterna humorista,
la eterna enemiga de lo absoluto,
¡dando a nuestro vago humor el más leve giro!,
con tu aire indiferente e imperioso
para refutar de un golpe nuestra loca poética».
Y «¿Pero es que hablamos tan en serio?»
Yo observo: «¡Nuestra amiga sentimental, la luna!
O quizás (es fantástico, confieso)
puede ser el globo del Preste Juan
o una vieja y abollada linterna colgada en lo alto
para alumbrar a los pobres viajeros en su angustia».
Y ella entonces: «¡Cómo divagas!»
Y yo entonces: «Alguien urde en las teclas
ese exquisito nocturno, con el cual explicamos
la noche y el claro de luna; música que agarramos
para materializar nuestra propia vacuidad».
Y ella entonces: «¿Te refieres a mí?»
«Oh no, soy yo quien soy inane».
«Tú, señora, eres la eterna humorista,
la eterna enemiga de lo absoluto,
¡dando a nuestro vago humor el más leve giro!,
con tu aire indiferente e imperioso
para refutar de un golpe nuestra loca poética».
Y «¿Pero es que hablamos tan en serio?»
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