La semana pasada, Pablo Iglesias se dirigió al líder del Partido Popular en un mítin como "galleguito", una expresión peyorativa que utilizó hacia Núñez Feijoo. Los gallegos llevamos siglos escuchando expresiones de este tipo hacia nosotros en plan burlesco, incluyendo la literatura donde o no existíamos para muchos escritores o bien eramos insultados.
De hecho, la única referencia que se hace a los gallegos en el Quijote, es en el capítulo XV de la primera parte donde aparecen unas jacas gallegas:
"Ordenó, pues, la suerte, y el diablo (que no todas veces duerme), que andaban por aquel valle paciendo una manada de hacas galicianas de unos arrieros yangüeses, de los cuales es costumbre sestear con su recua en lugares y sitios de yerba y agua, y aquél donde acertó a hallarse D. Quijote era muy a propósito de los yangüeses"
A lo largo de este magnífico libro aparecen personajes de diversos lugares de España, pero Cervantes solo se acuerda de nosotros para hablar de jacas.
Por eso, mi intención es hablar de cinco autores donde los gallegos y gallegas salimos muy mal parados
Empezamos con Góngora donde nos dedica unos versos menospreciando a Galicia:
"i Oh montañas de Galicia
cuya (por decir verdad)
espesura es suciedad,
cuya maleza es malicia!,
tal, que ninguno cudicia
besar estrellas, pudiendo,
antes os quedáis haciendo
desiguales horizontes;
al fin, gallegos y montes,
nadie dirá que os ofendo"
Escritores gallegos también muestran en sus escritos ese desprecio hacia los gallegos. Así Manuel Murgía explica como antes de la llegada de los celtas a la Península, los gallegos eran personas inferiores:
El día en que las tribus célticas pusieron el pie en Galicia y se apoderaron del extenso territorio que componía la provincia gallega, a la cual dieron nombre, lengua, religión, costumbres, en una palabra, vida entera, ese día concluyó el poder de los hombres inferiores en nuestro país. Fuesen o no, fineses o gente más humilde todavía, de color amarillo, lengua monosilábica y vida intelectual rudimentaria, tuvieron que apartarse y desaparecer. Ni en la raza ni en las costumbres y supersticiones, ni siquiera en los nombres de localidad dejaron las huellas de su paso
Tirso de Molina escribe una obra de teatro, La gallega Mari-Hernández, donde la protagonista es una gallega y aparecen reflejados todos los tópicos que se daban en el siglo XVII, como la fealdad o robustez de las damas:
" ¿Qué hermosura ha de tener,
una tosca montañesa,
que adornan sayales pobres
y soles y aires afeitan?"
Otro dramaturgo del siglo XVII. Lópe de Vega, escribe algunas comedias donde habrá gallegos, siendo admirados los nobles gallegos y todo lo contrario pasaba con el pueblo. Así en Santa Casilda, uno de sus personajes gallegos es Calambre, un adicto al vino:
"borracho soy (aunque pese a Mahomilla)
un buen gallego honrado
e aquellos bebedores de Castilla
que con una castaña
se beberían de vino una montaña"
Por último en la novela La vida y hechos de Estebanillo González, escrita por el propio Esteban González y que es del siglo XVII, se habla de la siguiente forma despectiva de Galicia:
"rabo de Castilla, servidumbre de Asturias y albañar de Portugal"
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