El otro día, leí que la Real Academia Española está interesada en buscar los restos de Miguel de Cervantes. Parece ser que el fundador de esta Ínsula fue enterrado en el subsuelo del convento de las Trinitarias, en Madrid. Este convento se encuentra en el barrio de las letras, cerca de la casa en la que vivió su gran enemigo Lope de Vega y calle donde también vivieron Góngora y Quevedo. ¡Menuda calle!.
Cuando nuestro ilustre Cervantes murió, recibió sepultura en un lugar que con el tiempo se transformó en fosa común, y por lo tanto sus huesos se encuentran ahí debajo, mezclados con otros.
Lo que se pretende es que con modernas técnicas de rastreo basadas en un georradar, combinadas con estudios forenses, determinar cuáles son los huesos de D Miguel. Este proyecto cuesta ¡100,000 euros! y puede que no se encontraran dichos restos.
Admiro como no puede ser de otra forma al creador de Barataria, pero con la crisis que estamos pasando, ¿podemos permitirnos el lujo de gastar tanto dinero en esta búsqueda?, ¿no sería mejor esperar a tiempos mejores para dicha búsqueda?
Desde luego no creo que el Gobierno suelte ni un euro para dicho fin, y menos este Gobierno que cree que cultura es el nombre de una mujer.
Por eso, desde aquí le pido a la Real Academia un poco de sentido y que pospongan dicho proyecto para épocas de más bonanaza.
CONVENTO DE LAS TRINITARIAS
Claro... al ladito de la Plaza de Santa Ana...
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