Soy un firme defensor de los premios porque creo que es una forma de dar a conocer una obra, un autor o autora e incluso de darle oportunidades a personas desconocidas. Por eso, quiero destacar un premio que me parece muy interesante y que está destinado a la novela: El Premio de Novelas por Entregas que otorga el periódico "La Voz de Galicia". Sigue un poco la tradición de los periódicos del siglo XIX y principios del XX, donde escritores publicaban en estos diarios sus obras. A estas obras se les llamaba folletines y escritores tan importantes como: Alejandro Dumas, Honoré de Balzac, Charles Dickens o Benito Péres Galdós publicaron algunas de sus novelas de esta forma. En estos folletines era muy frecuente la improvisación, el cambio de planes argumentales según se apagara o avivara el interés de los lectores. El final de cada entrega coincidia siempre con un aumento de la tensión dramática y del suspense. Su difusión era mayor que la del libro, pero carecía de escasa estima entre los críticos. A continuación mostraré un fragmento de un folletín: María, la hija de un jornalero de Wenceslao Ayguals de Izco:
"Nací en París, y mi nacimiento fue demasiado cruel para que pueda pasarlo en «silencio; yo vine al mundo hecha trozos, los cuales conforme los iba dando a luz el autor de mi existencia, se iban colocando en el piso bajo de un diario, cuyos suscritores devoraban todas las mañanas alguno de mis delicados miembros entre sorbo y sorbo de chocolate. Corría el año de 35, cuando en Barcelona un editor dispuso reunir mis fragmentos en un solo cuerpo a ver si yo cooperaba a poner en mejor orden su desquiciada fortuna. En efecto, mis despedazados girones fueron cuidadosamente unidos, con más esmero que un anticuario ordena las piezas de un mosaico dislocado. Pomposos carteles anunciaron mi renacimiento al mundo literario, y una benéfica lluvia de plata acuñada llenó los famélicos bolsillos de mi segundo padre. No está con tanta impaciencia y temor la circasiana que en el bazar espera la llegada del que ha de ser su dueño para alegrarse o sentir su suerte, como estaba yo cuando vestida de una modesta pasta holandesa me colocó mi señor en el estante mas próximo a la puerta con otras varias compañeras,cuyas historias eran trasuntos de la mía. No tuve mucho tiempo que aguardar, pues a poco entró un hombre espectro, que con voz sepulcral pronunció mi nombre; abrió al punto mi amo el estante y me puso en manos de aquel desconocido. Era este un joven como de hasta veinte y dos años, pero tan extenuado y descolorido, de aspecto tan sombrío y melancólico, de porte tan desaliñado y austero que mas parecía habitante de la Tebayda que de la bulliciosa y rica capital de Cataluña. Pagó al librero mi señor y salió conmigo para su casa: a cada instante se paraba, leía algunas líneas, quedaba pensativo y volvía a andar hasta repetir a los pocos pasos la misma escena. Llegamos por último a su casa que mostraba ser de familia acomodada, y subiendo escaleras y atravesando corredores, entramos en una habitación apartada, antesala, despacho , estrado y dormitorio de mi nuevo dueño. Los pocos muebles que la adornaba eran antiquísimos a excepción de varios cuadros que retrataban pasajes de Han de Hislandia y de la Torre de Nesle; en uno de ellos había unidos los retratos de los dos personajes que obtienen la simpatía de todo novel amante; Abelardo y Eloisa."
Por todo lo dicho quiero felicitar a " La Voz de Galicia" por dicha iniciativa y en particular a Fran Alonso ganador de este premio en el año 2012 con su obra A punta de pistola
No hay comentarios:
Publicar un comentario